Este domingo día 6 de mayo, se celebraron en Francia las elecciones a la presidencia, unas elecciones marcadas por las ansias de cambio que presentaba la sociedad francesa.
Esta victoria de François Hollande, no ha sido una sorpresa puesto que el ex presidente Nicolas Sarkozy, ha hecho una campaña demagoga, xenófoba y que atentaba contra la moral de muchas personas, sobre todo de las personas inmigrantes quienes lejos de conformarse con las políticas retrogradas de Sarkozy han luchado por darle un giro de 360˚ aportando a su país oxigeno contra la inconformidad.
Nicolas Sarkozy comenzó su andadura como Presidente de la República Francesa en el año 2007, andadura, que sin duda no ha dejado a nadie indiferente por los numerosos escándalos que han ocurrido a lo largo de estos 5 años, sin dejar de lado la fuerte conexión tanto ideológica como política que mantenía con el gobierno del país vecino, Alemania, encabezado por Angela Merkel.
Ambos con una ideología profundamente conservadora y que ha creado mucha crispación y desconfianza en sus ciudadanos.
Por estos hechos, Francia venía reclamando un cambio, el cual hiciese que su país saliera de la crisis a través de políticas que beneficiaran a todos por igual, sin excluir ni dejar de lado a nadie, ni por su raza ni por su ideología. Pero no sólo eso, también para recuperar la etiqueta de país liberal, conciliador y multicultural que ha recibido históricamente.
Los franceses han dicho SÍ al cambio con un 51,62% de los votos para Hollande, frente al 48,38% que recibió el partido de Sarkozy. SÍ a que les gobierne un partido socialista, porque ven en él, el cambio que necesitan, las políticas que necesitan para salir de esta profunda crisis que está arrastrando a Europa al abismo.
Por primera vez en 17 años, Francia va a contar en su presidencia con un presidente electo socialista, como bien dijo François Hollande en una de sus intervenciones “Somos un movimiento que se está levantando en toda Europa”.
Entre las medidas que se van a llevar a cabo cabe destacar el estímulo del crecimiento económico, una reforma en el tratado europeo de austeridad, fortalecer y mejorar las políticas sociales, entre otras muchas que ponen de manifiesto el recelo de algunos países más conservadores que miran de reojo las políticas progresistas de este nuevo gobierno, por el gran calado social que representan.
Hoy se puede decir que la Izquierda española envidia las medidas que se van a llevar a cabo por parte de Hollande. Este sin duda, será el comienzo de un cambio muy necesitado en Europa, se puede interpretar como el primer grano de arena que hará que Europa modifique su rumbo y nos lleve hacía un continente demócrata y progresista en el cual todo el mundo tenga cabida y los mismos derechos para poder vivir de manera digna e igualitaria.
Sin duda….sigue habiendo esperanza. ¡Comienza el cambio!.
Mariola López Prados
Sª Política Internacional JSA Granada CEP
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