De aquellos primos....estos lodos

El viernes 20 de julio pasará seguramente a la historia económica de este país por varios motivos: El valor que alcanzó la prima de riesgo y el anuncio del primer rescate de una comunidad autónoma, que seguramente no será el último y que muy posiblemente culmine con el rescate del estado Español.

Los telediarios arrancaban con la noticia de que la famosa “prima de riesgo” se encontraba disparada y batía todos los records registrados hasta ahora, llegando a marcar la friolera de los 610 puntos. Pero la cuestión es ¿Qué es la prima de riesgo? ¿Cuándo su valor es elevado y cuándo no lo es?

Pues bien comencemos a analizar el problema desde la perspectiva de una empresa privada y luego lo asimilaremos al sector público. En primer lugar tenemos a la empresa A que por circunstancias de su actividad, o buscando una expansión en los mercados necesita de financiación. Una alternativa es acudir a un banco y obtener un préstamo. Otra es emitir activos financieros por el importe nominal (por el dinero que necesiten) y que reporten al adquirente, en este caso la empresa B, un determinado interés a su vencimiento. ¿Y la empresa B por que adquiere este tipo de activos? Pues bien, lo hace por que tiene un exceso de liquidez (tiene dinero en efectivo o en su cuenta bancaria que en ese momento no necesita) y pretende obtener una rentabilidad por ese dinero que tiene inactivo, por lo que con este exceso de liquidez realiza una inversión de X euros en dichos activos financieros (normalmente son las acciones, participaciones, fondos de inversión…). En este punto, nos podemos encontrar con dos situaciones diferentes, en función del riesgo de éxito/fracaso de la inversión:

a) La primera es que el riesgo de que se incumplan nuestras expectativas de obtener un determinado beneficio, además de recuperar el capital invertido, sean igual a cero o muy bajo, por lo que estaríamos ante lo que se llama un activo libre de riesgo.

b) La segunda será el caso en el que las expectativas de incumplimiento sean más elevadas, y en función de esa mayor expectativa de no retorno de nuestro inversión y beneficio esperado, exigiremos un tipo de interés adicional a nuestra inversión, es decir, al interés que exigiríamos a un activo libre de riesgo, le añadimos una prima de riesgo adicional, un mayor interés para compensar la mayor probabilidad de impago.

Una vez explicado este supuesto desde la óptica de la empresa privada, vamos a pasar a realizar el mismo análisis pero desde la óptica del sector público, representado por los gobiernos nacionales que son los demandantes de dinero, y los mercados de deuda pública, que son los lugares a donde acuden nuestros gobiernos cuando precisan de financiación para el desarrollo de sus actividades (desde el pago de nominas, a la financiación de infraestructuras). En estos mercados los estados ofrecen una serie de productos financieros (lo que se llama emisiones de deuda) y cualquiera que disponga de la liquidez necesaria, puede adquirirlos.

Existen tres tipos diferentes de emisiones, y aunque usan diferente nomenclatura, la única diferencia entre ellas es su vencimiento, que es el momento fijado para su devolución:

* Letras del tesoro a Emisiones a corto plazo, entre 3 y 18 meses.

* Bonos del tesoro a Emisiones a medio plazo, cuyo vencimiento llega hasta los 5 años.

* Obligaciones del tesoro a Emisiones a largo plazo, con vencimientos superiores a los 5 años.

Ahora que tenemos todos los ingredientes, podemos explicar que es eso de lo que tanto hablan periódicos y telediarios, y que tanto parece preocupar a los políticos.

Los estados o gobiernos son la empresa A, y cualquiera con liquidez para adquirir emisiones de deuda, representa a la empresa B. El activo libre de riesgo en estos mercados es el bono alemán (con vencimiento a 10 años, que es el que siempre aparece en las noticias), pues se considera que el riesgo de impago por parte del gobierno de esta nación es casi nulo. El pasado Viernes, ofrecía una rentabilidad del 1,22%, mientras que el bono español ofrecía una rentabilidad del 7,32%.

¿A qué es debida esta diferencia? Pues al mayor riesgo de impago por parte del estado español, por tanto, la diferencia entre la rentabilidad del bono alemán que esta libre de riesgo, y la rentabilidad del bono español, es lo que se conoce como prima de riesgo, que a la hora de cierre de los mercados era de 610 puntos o lo que es lo mismo de un 6,10%.
 

En resumen, esto es la prima de riesgo, y su valor es de capital importancia para la elaboración de previsiones económicas y presupuestarias en los países, ya que si el muy elevada, como es el caso de la española, hay que tener muy presente el pago de esos intereses, puesto que son una partida más de gastos de los presupuestos estatales, y han de ser compensados con otro ingresos, o bien recortando de otros gastos, que sin ir más lejos es lo que esta haciendo el gobierno español, pero esto es una cuestión bastante compleja, que ha de ser tratada en mayor profundidad.
 
Abenhamar Mendoza | Sec. Política Municipal JSA Salobreña

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