LA VIOLENCIA NO ES JUEGO DE NIÑOS.
Hoy
día 30 de Enero es el día mundial de la no violencia, y desde Juventudes
Socialistas de Andalucía en Granada queremos aprovechar este día para para
hacer especial alusión a un problema de violencia muy común en estos tiempos,
se trata de la violencia en las aulas o también conocido como ¨bullying¨.
Siempre ha habido matones en los
colegios, alumnos más fuertes y agresivos que se aprovechaban de los que
consideraban más débiles y vulnerables. Ahora, esa lamentable práctica se ha
hecho demasiado común. En España, hay un millón de menores que sufren violencia
en las clases. Se le conoce más como "bullying" pues
"bully" significa matón o agresor.
Los menores que sufren estos acosos no
sólo padecen las palizas o los desprecios de un compañero, sino al final de
muchos otros alumnos, por eso, la comunidad educativa tiene que trabajar para
impedir que los casos detectados proliferen y, sobre todo, prevenir que nuevos
niños sean las víctimas de otros menores más agresivos.
El acoso escolar es cualquier maltrato
físico y psicológico que de forma consciente y continuada se ejercen uno o más
menores sobre otro en el centro educativo. Su comportamiento es cruel y el
objetivo no es otro que someterlo o agredirlo. Las burlas se repiten hasta que
la víctima queda aislada del resto de compañeros. Las burlas y amenazas son
reiteradas porque los "espectadores" (resto de compañeros) no hacen
nada y los adultos o no lo detectan o no actúan.
El acosado entra en una espiral de pérdida de confianza en sí mismo, en el centro y en sus compañeros, por lo que, la primera pista de que algo está ocurriendo es que sus notas bajan considerablemente. Conforme la situación se prolonga en el tiempo, el agresor se siente con más confianza y menos empatía hacia el otro; los espectadores se vuelven insensibles a la situación e insolidarios porque no le ayudan. Al final, el acosado se encuentra absolutamente solo.
El acosado entra en una espiral de pérdida de confianza en sí mismo, en el centro y en sus compañeros, por lo que, la primera pista de que algo está ocurriendo es que sus notas bajan considerablemente. Conforme la situación se prolonga en el tiempo, el agresor se siente con más confianza y menos empatía hacia el otro; los espectadores se vuelven insensibles a la situación e insolidarios porque no le ayudan. Al final, el acosado se encuentra absolutamente solo.
El acoso tiene consecuencias no sólo en
la víctima, sino también en el agresor y en quiénes lo observan y no hacen nada
para evitarlo. En el caso de la víctima, comienza a tener miedo de acudir a
clase, teme las represalias si se chiva de que está siendo acosado, saca malas
notas, comienza a hacerse daño a sí mismo, se aísla y puede llegar a abandonar
las clases e incluso a suicidarse.
Los jóvenes socialistas nos
sensibilizamos con todos estos niños que día tras día sufren acoso por parte de
sus compañeros, e instamos a la comunidad educativa a que actúen de forma
inminente, ante cualquier sospecha de que pueda estar ocurriendo esto a su
alrededor, poniendo los medios necesarias para subsanar este problema.
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